“Poner el grito en el cielo”, “lanzar las campanas al vuelo” son frases populares que todos hemos pronunciado alguna vez. En la primera clamamos al Señor justicia y ayuda cuando nos parece que sólo nos queda Él ante la adversidad, cuando algo o alguien nos da la espalda a lo que creemos justo. Es entonces cuando volvemos nuestros ojos a Dios pensando que la Justicia Divina vendrá en nuestro auxilio e iluminará también la justicia humana en beneficio no sólo de las minorías, sino también de mayorías perseguidas por sus creencias.
Esto se da hoy en nuestra sociedad de múltiples maneras, a veces de forma sutil, y otras no tanto. Hoy ya no nos echan a los cristianos a los leones ni queman nuestras iglesias, aunque recientemente hemos podido conocer algún acto de vandalismo a través de varios medios de comunicación. Pero la persecución sigue existiendo en muchos países y de esto apenas se habla.
Queremos seguir lanzando las campanas al vuelo, y no sólo de forma simbólica, sinotambién cuando el Señor nos llama a su encuentro en el templo, cuando hay una catástrofe de la que nos debe librar, cuando compartimos una alegría, el júbilo por el que dar gracias …
No silenciemos esta tradición milenariay a la vez práctica en aras de motivos de difícil comprensión. Que los cristianos no tengamos que poner el grito en el cielo para hacernos oír y podamos seguir lanzando las campanas al vuelo. Ellas también nos hablan, … y queremos escucharlas.
M. Ch. A. Cebrián